En el marco de la conmemoración por los 500 años de Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, el Gobierno nacional hizo un anuncio histórico que marca un hito para la cultura del país, al reconocer a la cumbia tradicional del Caribe colombiano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Junto a este reconocimiento, se presentó de manera oficial el Plan Especial de Salvaguardia (PES), una herramienta clave que busca garantizar la preservación y el fortalecimiento de esta manifestación cultural a largo plazo.
El acto se realizó en la Quinta de San Pedro Alejandrino, durante el Festival CASA por la Paz, un evento organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes que, durante tres días, se convirtió en un espacio de encuentro, creación colectiva y memoria viva, con más de 100 manifestaciones culturales abiertas al público.
La ministra de las Culturas, Yannai Kadamani, encabezó la entrega del reconocimiento, destacando que este paso va más allá de lo simbólico y representa un compromiso real del Estado con las comunidades portadoras de la tradición:
“La inscripción de la cumbia es un reconocimiento vivo de la Nación a más de 400 portadores. No es un documento muerto. Desde el Ministerio nos comprometemos con el Plan de Cumbia Viva para salvaguardar esta tradición en más de diez municipios del Magdalena”, afirmó la funcionaria.

El Plan de Cumbia Viva contempla acciones concretas para fomentar la formación artística, preservar los saberes tradicionales, fortalecer el relevo generacional e impulsar espacios donde la cumbia continúe viva como expresión cultural del Caribe colombiano.
Más allá del reconocimiento institucional, este anuncio también tiene un profundo valor simbólico. Según Kadamani, la cumbia es una manifestación triétnica que encarna la identidad cultural del país:
“Reivindica el saber indígena ancestral, con los ritmos y las gaitas; la ascendencia africana, con los tambores y la percusión; y la herencia española, a través del canto y los vestuarios. Nace de un suceso histórico de agravio y despojo, pero se convierte en potencia del territorio. Es una manifestación que se internacionaliza y se expande por el continente”, explicó.
Durante la ceremonia, también hubo espacio para la emoción y la memoria oral.
La cultora samaria Graciela Orozco, una de las portadoras de esta tradición, subrayó la importancia de Santa Marta en la historia de la cumbia:
“Me siento contenta porque la cumbia tuvo sus primeros asentamientos aquí, en esta provincia llamada Santa Marta. La cumbia es parte del patrimonio nacional”, expresó con orgullo.
La cumbia es mucho más que un ritmo: es tambor y flauta, canto y danza, lenguaje simbólico y territorio. Su origen mestizo, con raíces africanas, indígenas y europeas, la ha convertido en una manifestación integradora que ha resistido el paso del tiempo gracias a la transmisión oral, la práctica comunitaria y el arraigo popular.

Por esa razón, fue elegida como símbolo musical y cultural de los 500 años de Santa Marta, al ser una expresión que une generaciones y etnias, y que continúa narrando, desde la oralidad y el cuerpo, la historia de los pueblos del Caribe.
“Estamos conmemorando los 500 años del pasado, pero también estamos construyendo los 500 años del futuro”, dijo la ministra al cierre del acto, dejando claro que el reconocimiento de la cumbia es también una apuesta de país hacia lo que vendrá.
Con la entrega oficial del Plan de Salvaguardia, la cumbia tradicional del Caribe colombiano entra en una nueva etapa: la de su protección activa y su fortalecimiento como símbolo cultural vivo.
Este compromiso no solo garantiza su permanencia entre las nuevas generaciones, sino que reafirma su papel como una expresión poderosa de identidad y resistencia de los pueblos que la han creado, preservado y compartido durante siglos.