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Colombia frente al Día Mundial del Decrecimiento: ¿es posible crecer sin destruir?

El mundo celebra el Día Mundial del Decrecimiento, una jornada que invita a repensar el modelo económico y buscar un equilibrio entre desarrollo, equidad y sostenibilidad.
Día Mundial del Decrecimiento: ¿Qué es cómo afecta Colombia?
Pixabay
Sary Tovar

El mundo celebra el Día Mundial del Decrecimiento, una jornada que invita a repensar el modelo económico basado en el crecimiento sin límites. En un país como Colombia, donde la desigualdad y la crisis ambiental se cruzan, la reflexión cobra especial relevancia.

Activistas, académicos y comunidades en más de 30 países se reúnen para celebrar el Día Mundial del Decrecimiento (Global Degrowth Day), una iniciativa que nació en Europa a mediados de la década de 2010 como una respuesta al impacto ambiental y social del crecimiento económico desmedido. Su origen se remonta a los “picnics de decrecimiento” organizados desde 2013, donde colectivos debatían cómo construir sociedades más sostenibles y equitativas.

El movimiento del decrecimiento o degrowth, propone reducir de manera consciente la producción y el consumo, especialmente en las economías más industrializadas, para garantizar una “vida buena para todos” dentro de los límites ecológicos del planeta. No se trata de empobrecer, sino de cuestionar la idea de que el bienestar depende únicamente del Producto Interno Bruto (PIB).


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Un concepto que interpela a Colombia

En Colombia, donde la economía aún depende en gran medida de la extracción de petróleo, carbón y otros recursos naturales, el debate sobre el decrecimiento plantea preguntas de fondo:
¿Es posible impulsar desarrollo sin agotar los ecosistemas? ¿Puede el país apostar por una economía que priorice el bienestar colectivo por encima de la acumulación?

El Gobierno ha mostrado señales de esa discusión. El presidente Gustavo Petro ha insistido en la necesidad de una “transición hacia una economía descarbonizada”, mientras movimientos sociales promueven alternativas como la economía solidaria, la agroecología o el turismo comunitario, todas en línea con los principios del decrecimiento.

Según el DANE, cerca del 25,5% de los hogares colombianos a nivel nacional enfrenta algún tipo de inseguridad alimentaria, mientras que los niveles de contaminación y deforestación siguen en aumento. Para los defensores del decrecimiento, estos son síntomas de un modelo que produce más, pero no necesariamente mejor.

Repensar la riqueza

“Crecer no siempre significa mejorar”, explican desde la red internacional Degrowth.info, organizadora de la jornada. El movimiento plantea que el bienestar debería medirse en términos de salud, tiempo libre, equidad y sostenibilidad, no solo en cifras económicas.

En varias ciudades del mundo, este día se conmemora con foros, talleres, ferias de trueque y actividades culturales que promueven el consumo responsable y la vida comunitaria. En Bogotá y Medellín, colectivos ambientales han comenzado a adoptar esta fecha para promover la reflexión sobre la crisis climática y el uso responsable de los recursos.


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Un llamado al equilibrio

En un planeta donde el 10 % más rico consume más del 50 % de la energía y los recursos, el decrecimiento no busca frenar el desarrollo de los países pobres, sino equilibrar el sistema global.

Para Colombia, sumarse a esta conversación implica reconocer que el bienestar no depende de crecer indefinidamente, sino de hacerlo dentro de los límites que el planeta puede soportar.

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