El poder juvenil que hace del presente un camino hacia la paz en Caquetá
Sebastián Calderón, presidente de la Plataforma Municipal de Juventudes, lo resume con claridad: “Los jóvenes no somos el futuro, somos el presente”. Su convicción se refleja en el trabajo que lidera junto a colectivos, fundaciones y organizaciones que participan en escenarios como la Plataforma de Juventudes, el Consejo Municipal de Juventudes y el festival JuventFest, donde las calles y parques de Florencia se llenan de rap, danza, teatro y propuestas de transformación.
Hace poco, la juventud tomó el “Parque Huérfano”, un espacio marcado por el abandono y el consumo de drogas, y lo convirtió en escenario de creatividad. Baldes de pintura, tambores, versos improvisados y obras de teatro fueron las herramientas con las que dieron un nuevo sentido a ese lugar. “Estamos generando un desorden chévere”, dijo Sebastián, convencido de que estos gestos son también una forma de resistencia y construcción de territorio.

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Retos
La falta de financiamiento, la escasa capacitación y la desmotivación de muchos jóvenes frente a la política; son obstáculos que ponen a prueba la permanencia de estos procesos. Aun así, iniciativas como el Semestre de la Juventud buscan ampliar la participación y abrir la puerta a más colectivos que quieran incidir en las decisiones locales.
A este esfuerzo se suma Generación V+, una red de jóvenes legatarios del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Carol Becerra, vicepresidenta de la Plataforma de Juventudes e integrante de esta red, lo explica con firmeza: “Decidimos articularnos para que cada actividad que hagamos tenga como eje la construcción de paz”. Desde talleres en colegios hasta conmemoraciones, en Generación V+ insiste en que niños, niñas y adolescentes no deben ser jamás vinculados a la guerra.

Romper estigmas
El trabajo de estos jóvenes también busca romper estigmas: que los jóvenes son “ninis”, que hacen parte de la delincuencia o que no tienen interés en el futuro del país. Ellos persisten en lo contrario: estudian, se forman, proponen, debaten y ponen su tiempo al servicio de la comunidad.
Su meta no es solo ocupar un espacio de participación, sino sembrar tejido social en un territorio que ha sufrido de cerca los impactos del conflicto armado.
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Así las cosas, Florencia se convierte en un laboratorio de liderazgo juvenil. La Plataforma, el Consejo, Generación V+ y festivales como el JuventFest son escenarios donde se ensaya el país que los jóvenes quieren habitar; uno donde el arte conviva con los espacios públicos, donde la memoria se una a la verdad, y donde la paz se construya desde lo cotidiano.
“Seamos dispersos, seamos activos, pero sobre todo propositivos”, pide Sebastián. Y Carol añade: “La paz se construye desde el amor y la empatía”. Con esa certeza, los jóvenes de Florencia siguen pintando, rimando, debatiendo y soñando, convencidos de que no son el mañana: ya son el presente que transforma al Caquetá.
