Buenaventura da un paso histórico en reparación colectiva para comunidades étnicas
La implementación de los PIRC impactará positivamente a más de 40.000 personas pertenecientes a pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, quienes empezarán a recibir medidas de indemnización y fortalecimiento comunitario.
En un hecho sin precedentes para las víctimas del conflicto armado, la Unidad para las Víctimas inició la implementación de los Planes Integrales de Reparación Colectiva (PIRC) que beneficiarán a comunidades indígenas y afrodescendientes del Valle del Cauca, con un énfasis especial en Buenaventura, donde se concentra el mayor número de grupos étnicos incluidos en este proceso. Esta acción representa un avance clave en la dignificación y restitución de derechos a poblaciones históricamente vulneradas.
Más de 40 mil personas serán beneficiadas
La implementación de los PIRC impactará positivamente a más de 40.000 personas pertenecientes a pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, quienes empezarán a recibir medidas de indemnización y fortalecimiento comunitario. En el caso de Buenaventura, los beneficiarios incluyen once Consejos Comunitarios afrodescendientes asentados en su zona rural, que durante más de una década esperaron esta reparación por los daños causados por el conflicto armado.
Las comunidades que recibirán este beneficio en Buenaventura son: Alto y Medio Dagua, Anchicayá, Bajo Calima, Córdoba-San Cipriano, Río Naya, Citronela, Bahía Málaga, Raposo, Mayorquín, La Gloria, Cisneros y Cajambre. La directora territorial de la Unidad para las Víctimas en el Valle, Rosiris Angulo Herrera, calificó el momento como transformador para las comunidades étnicas, destacando que se trata de una respuesta concreta después de años de exigencia por parte de los pueblos afectados.
Buenaventura: un territorio profundamente golpeado por el conflicto
La importancia de esta implementación en Buenaventura radica en el alto número de víctimas registradas, principalmente comunidades afrodescendientes que han sufrido desplazamientos, asesinatos, desapariciones forzadas y la pérdida de sus territorios ancestrales. Este proceso de reparación colectiva representa una herramienta para sanar esas heridas, reactivar el tejido social y fortalecer los proyectos de vida de estas poblaciones.
Aunque el proceso incluye comunidades indígenas ubicadas en el municipio de Florida, en el centro del Valle del Cauca, es en Buenaventura donde se concentra la mayoría de los colectivos beneficiados y donde el impacto territorial de la violencia fue más profundo. Por ello, líderes como Julio César González Rivas, del Consejo Comunitario del Bajo Calima, celebran que finalmente se avance hacia una reparación concreta. “Ya tenemos la resolución, y ahora el compromiso es que permanezcamos en nuestros territorios”, expresó.
Este avance de la Unidad para las Víctimas representa una apuesta estatal por cerrar brechas históricas y reafirmar el compromiso con las comunidades étnicas de Buenaventura, garantizando su permanencia, autonomía y dignidad en medio de un proceso de construcción de paz territorial.