El Catatumbo vive la Semana por la Paz: un mensaje que trasciende las palabras
Cada 21 de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Paz, proclamado en 1981 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y celebrado por primera vez en 1982.
Desde entonces, la fecha se ha convertido en un símbolo universal que invita a las naciones y a los pueblos a cesar la violencia y a reflexionar sobre la necesidad de construir sociedades más justas y solidarias.
Semana por la Paz en Catatumbo
En Colombia, un país que ha vivido de cerca los efectos del conflicto armado, este día y todo el mes de septiembre cobran un significado especial. En el Catatumbo, territorio históricamente golpeado por la guerra, comunidades enteras se organizan en torno a la Semana por la Paz, un espacio que trasciende la conmemoración simbólica y se traduce en acciones concretas.
Durante esta semana, los municipios de la región han sido escenario de actividades pedagógicas, reflexivas, sociales y culturales que buscan recordar que la paz no puede quedarse en discursos o acuerdos escritos, sino que debe sembrarse con hechos tangibles. Caminatas comunitarias, talleres con jóvenes, conversatorios en colegios, actos culturales y reuniones en veredas son algunos ejemplos de cómo la paz se construye desde lo cotidiano.
Las Juntas de Acción Comunal, líderes sociales y gestores de paz han sido protagonistas de estas jornadas. Ellos, desde su compromiso y trabajo incansable, fortalecen la organización comunitaria, promueven el diálogo y luchan por abrir caminos de reconciliación. Con su labor demuestran que la paz es una tarea colectiva que requiere voluntad, perseverancia y esperanza.
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Visibilizar retos
El énfasis de este año ha estado en visibilizar los retos que enfrenta la región: la necesidad de alternativas productivas, la sustitución de cultivos ilícitos, la creación de empleo digno y el fortalecimiento de la asociatividad de las mujeres como motores de transformación social. Estas discusiones no solo ponen en el centro la voz de las comunidades, sino que también evidencian que la paz debe estar acompañada de desarrollo y justicia social.
Los gestores de paz han insistido en que sembrar la paz en el Catatumbo es una tarea que va más allá de un día en el calendario. Es un esfuerzo continuo que se construye en las escuelas, en los campos, en los hogares y en cada espacio donde los ciudadanos deciden unirse para soñar con un futuro distinto.
Así, el Catatumbo demuestra que la paz no es una utopía lejana. Es una semilla que se riega con cada acción comunitaria, con cada acto de solidaridad y con cada paso que se da hacia la reconciliación. En esta Semana por la Paz, las comunidades nos recuerdan que la esperanza sigue viva y que la paz, más que una conmemoración, es un compromiso de todos los días.