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Familiares de víctimas recorren la Ruta de la Memoria en Pitalito para dignificar a desaparecidos

Con velas, rosas blancas y un recorrido por el cementerio San Antonio de Padua, familiares de víctimas de desaparición forzada en Huila honraron la memoria de sus seres queridos y participaron en labores humanitarias de dignificación.
Olga Lucia Sanchez Sanchez

Con velas encendidas y un profundo mensaje de esperanza, familiares de víctimas de desaparición forzada en el Huila hicieron un recorrido por los lugares de interés forense en el cementerio San Antonio de Padua de Pitalito, en memoria y dignificación de sus seres queridos que permanecen desaparecidos, pero no en el olvido.

El camino de piedra de este camposanto se convirtió en un espacio de memoria, con fotografías de acciones humanitarias a lo largo de su trayecto. Víctimas y organizaciones de familias buscadoras lo caminaron con rosas blancas en sus manos, como símbolo de recuerdo y dignidad.

Esta iniciativa liderada por la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) y denominada 'Ruta de la Memoria' tiene como objetivo resignificar los cementerios como lugares de memoria y esperanza para víctimas de este flagelo como Nery Chimonja, quien en medio de la caminata recordó a su padre desaparecido hace más de 40 años: "No desfalleceremos en esta gran búsqueda; el trabajo que viene haciendo la Unidad de Búsqueda en los distintos cementerios es importante, porque dignifica a nuestros familiares".


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Participación de comparecientes

En el marco de esta segunda fase de intervención al cementerio de Pitalito que se adelanta entre el 19 y el 29 de agosto, por primera vez, seis exintegrantes de la Fuerza Pública, máximos responsables imputados por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por asesinatos y desapariciones forzadas presentadas falsamente como bajas en combate en Huila, participan en labores de recuperación de cuerpos no identificados en el cementerio San Antonio de Padua.

Los comparecientes apoyan labores de prospección, señalización y logística en al menos nueve puntos de interés forense, como parte de la labor humanitaria que lidera la UBPD. El trabajo de los comparecientes ha sido clave en la limpieza y preparación del terreno que es intervenido por los expertos forenses, dadas las difíciles condiciones de las inhumaciones: rodeadas de guaduas y en suelos húmedos.

Este proyecto restaurativo anticipado hace parte de las Iniciativas, Planes, Programas y Proyectos Restaurativos que buscan reparar los daños causados y aportar a las garantías de no repetición. La vinculación de los comparecientes a estos proyectos responde a su obligación de contribuir, ante la JEP, a la restauración del daño causado a las víctimas, las comunidades y los territorios. En el caso de los máximos responsables, estas acciones podrían ser reconocidas como parte de la sanción que les imponga el Tribunal para la Paz, siempre que aporten verdad y reconozcan responsabilidad.

Es de recordar que, en atención a la solicitud de las víctimas, la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la JEP, en marzo de este año, ordenó a las autoridades locales conservar el cementerio San Antonio de Padua y proteger a las víctimas de desaparición forzada que fueron inhumadas allí. El 21 de agosto, la Sección de Ausencia de Reconocimiento realizó una mesa técnica de seguimiento con la parroquia San Antonio de Padua, para verificar el cumplimiento de las medidas cautelares de protección.

Acciones de dignificación

"Mi papá nos educó, nos dio una mejor vida, era trabajador y cariñoso. Todo cambió desde que desapareció. Gracias al trabajo de la Unidad de Búsqueda y la JEP podremos darle una sepultura digna, expresó Lorena Conde, hija de José Gregorio Cárcamo, quien fue asesinado en 2006 por miembros del Batallón Magdalena y presentado falsamente como una persona no identificada vinculada a actividades delictivas. Tras 19 años de búsqueda, en septiembre de 2025 su familia recibirá dignamente su cuerpo.

En nombre de los seis máximos responsables que están vinculados a estas intervenciones, uno de ellos afirmó: “Venimos a reconocer que muchas de las personas inhumadas aquí fueron asesinadas en estado de indefensión y presentadas falsamente como bajas en combate. Ellas eran inocentes. La memoria es más fuerte que el olvido y la verdad más poderosa que el silencio. Por eso, hoy, frente a ustedes —las víctimas— queremos hacer un compromiso: nunca dejaremos que sus historias se borren ni que la violencia se justifique”, afirmó un compareciente de la fuerza pública durante el recorrido por el cementerio.

Al cierre de la Ruta de la Memoria, las víctimas y asistentes sembraron en los puntos de interés forense las rosas blancas que llevaron durante todo el recorrido, como homenaje a quienes siguen desaparecidos y como símbolo de una memoria que permanece viva.


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Justicia restaurativa

El magistrado auxiliar de la JEP, Camilo Vela, destacó la importancia de la participación de las víctimas en este espacio de memoria y recordó que "el Subcaso Huila del Caso 03 imputó a 36 integrantes del Ejército Nacional como máximos responsables de 200 asesinatos, 32 desapariciones forzadas y 8 tentativas de homicidio". De ellos, 29 reconocieron su responsabilidad".

"Seis de los 29 comparecientes que reconocieron su responsabilidad participan en las labores de búsqueda en este cementerio. "Apoyan la construcción de infraestructura para garantizar una inhumación digna de las víctimas y contribuyen a la memoria", señaló el magistrado Vela.

Por su parte, Diego Sevilla Cortés, coordinador del Grupo Interno de Trabajo Territorial Huila de la UBPD Colombia afirmó que "todos los cementerios son distintos, tanto en sus historias de memoria como en las formas de recuperación y de intervención forense". En Pitalito, por ejemplo, hemos recuperado 23 cuerpos de víctimas de desaparición forzada en diferentes circunstancias del conflicto armado".

De acuerdo con Isaac Giraldo, investigador humanitario de la Unidad de Búsqueda para el departamento del Huila, durante dos semanas se intervendrán 10 sitios en tierra, en los que podrían encontrarse entre 10 y 12 cuerpos no identificados y no reclamados de personas que desaparecieron en contexto y en razón del conflicto armado. Según la investigación humanitaria y extrajudicial, estos cuerpos corresponden a personas que perdieron la vida en hechos del conflicto armado en diferentes municipios del sur del Huila y que fueron inhumados en este cementerio en un periodo aproximado entre el 2003 hasta el año 2012.

Es de mencionar que esta intervención humanitaria está liderada por profesionales de la Unidad de Búsqueda, especializados en antropología forense, criminalística y topografía.

Memorias que reposan

En el cementerio San Antonio de Padua de Pitalito existe un registro de 87 cuerpos de personas no identificadas y no reclamadas que corresponderían a personas dadas por desaparecidas provenientes de Caquetá, Cesar, Nariño, Meta, Putumayo, Risaralda, Tolima y Valle, así como de otros municipios del Huila, desaparecidas en el contexto del conflicto armado.

En la primera intervención que se realizó en diciembre del 2024 en ese camposanto, la Unidad de Búsqueda logró recuperar 23 cuerpos, de los cuales cuatro ya han sido entregados a sus seres queridos en departamentos como Caquetá, Cesar, Cauca y también en el departamento del Huila; otros tres serán entregados en los próximos días y los demás se encuentran en proceso de identificación.

En Huila, más de 1.575 personas permanecen desaparecidas, según cifras de la Unidad de Búsqueda.

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