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El incremento en la productividad de la coca se debe a que en Europa incrementó el consumo: presidente Gustavo Petro

Desde el municipio de Ocaña, Norte de Santander, el presidente Gustavo Petro denunció la desigualdad global en el tratamiento del narcotráfico y defendió la necesidad de una estrategia de sustitución con justicia social, soberanía alimentaria y presencia del Estado.
Presidente Petro entregando maquinaria a los campesinos.
Foto: Presidencia de la República
John Arias Calvo

En su visita al Catatumbo, una de las regiones más golpeadas por la violencia asociada al narcotráfico, el presidente Gustavo Petro encabezó una jornada de impulso a la agroindustria campesina y a la sustitución de cultivos de uso ilícito, como parte de los compromisos del Gobierno tras la declaratoria de conmoción interior. Más allá de los anuncios sobre inversión y entrega de maquinaria, la intervención del mandatario se centró en cuestionar el enfoque internacional sobre la guerra contra las drogas y en exigir una transformación estructural del modelo económico impuesto en los territorios rurales.

El presidente fue enfático al señalar que el aumento en la productividad de la hoja de coca no puede analizarse sin tener en cuenta el papel del consumo en Europa y Estados Unidos: “¿Por qué no dice el informe que el incremento de la productividad de la hoja de coca en Colombia se debe a que los europeos duplicaron y triplicaron el consumo de cocaína?”, preguntó, en alusión a un informe de Naciones Unidas que registró un incremento de 20 mil hectáreas en el cultivo de coca en Colombia en 2023, alcanzando las 150 mil hectáreas, lo que representa el 60 % del total mundial.

Una desigualdad global que criminaliza al sur

El mandatario advirtió que existe una dinámica colonial en la forma en que se aborda el problema del narcotráfico. Mientras los países del norte no permiten que se investigue cómo se produce el whisky o cómo sus propios patrones de consumo generan muertes por alcohol, en América Latina los cultivos son erradicados a sangre y fuego. “Si el whisky está al norte, nosotros no podemos prohibirlo, no podemos ir a sus países a investigar cómo se produce, por qué llega a nuestras tierras y por qué tanta gente se mata borracha en los carros y en los barrios por consumirlo", afirmó. “Como se trata de una producción que es en América Latina, entonces sí ocurre. Es una desigualdad del mundo. Tiene que ver con el poder”.

Petro también señaló que el cultivo de hoja de coca en Colombia llegó a su techo en el año 2020, y que el crecimiento reciente se está dando en México y Centroamérica. Sin embargo, advirtió que las dinámicas internas han cambiado, y que una posible modificación genética o técnica de la planta permite hasta cuatro cosechas anuales, lo cual explicaría la mayor productividad reportada y no necesariamente una expansión de cultivos, como se ha titulado en la prensa.

“Están haciendo un negocio con el Glifosato”

Al referirse a la política de erradicación forzada y fumigación aérea, el jefe de Estado reiteró su rechazo al uso del glifosato como herramienta para combatir los cultivos: “El Glifosato solo acaba con una cosecha pero el cultivo vuelve a nacer. Están haciendo un negocio”. En su lugar, defendió la sustitución gradual con alternativas productivas reales que compitan con los márgenes de rentabilidad del negocio de la cocaína, y pidió a la comunidad internacional avanzar en estudios científicos que permitan el uso legal de la hoja de coca en otras industrias.

El presidente también aseguró que el narcotráfico ha dejado más de 200 mil asesinatos en Colombia, muchos de ellos en zonas como el Catatumbo. “Es indudablemente nuestro calvario. Por eso, desde hace 50 años ha corrido mucha sangre en Colombia”, sentenció.

“Vamos avanzando porque el campesinado está aceptando que es mejor vivir en paz”

Sobre los avances del programa de sustitución de cultivos de uso ilícito, el presidente señaló que cerca de 10 mil familias ya están inscritas, pero reconoció que todavía entre 40 y 50 mil no han sido vinculadas. A pesar de las limitaciones, se mostró optimista frente al proceso: “Vamos avanzando porque el campesinado de esta región está aceptando que es mejor vivir en paz”.

El presidente insistió en que para consolidar una alternativa real se necesita infraestructura, acceso a la educación, inversión pública con vigencias futuras y presencia estatal en todos los niveles. En este sentido, celebró el crecimiento de la producción agraria bajo su gobierno y reafirmó los tres pilares de su modelo productivo: asociatividad, industrialización y conocimiento.

Denuncia de amenazas y presencia militar

Durante su intervención, el presidente también denunció que el ELN está propagando una narrativa según la cual él sería “un agente de la CIA”, y advirtió que esa acusación es un pretexto para justificar una orden de asesinato en su contra.

Finalmente, insistió en que cualquier estrategia para el desarrollo del Catatumbo debe combinar inversión social con una mayor presencia de la Fuerza Pública. “Necesitamos más Ejército, porque esta es una estrategia político-militar”, declaró, dejando claro que el Estado debe garantizar seguridad y acompañamiento en los procesos de transformación del territorio.

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