Mujeres del Catatumbo reciben 724 hectáreas y transforman la guerra en esperanza
María Carvajal y 54 mujeres del Catatumbo sobrevivieron a la violencia y al despojo. Durante años resistieron organizadas en la Asociación Campesina del Catatumbo (ASCAMCAT), convencidas de que la tierra arrebatada por la guerra podía volver a ser raíz de vida, alimento y dignidad.
Este 22 de agosto de 2025, su lucha dio fruto: la Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó oficialmente el predio Los Tanques, ubicado en la vereda San Miguel del municipio de El Zulia, un terreno de 724 hectáreas que se convierte en símbolo de reparación, justicia y esperanza.
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Más allá de un acto administrativo, esta entrega representa la materialización de un sueño colectivo: tener tierra propia para producir, sanar las heridas de la guerra y sembrar paz en la región. “Que nunca más las mujeres tengan que parirle hijos a la guerra, sino al futuro digno que merecen sus familias”, fue la voz que marcó la jornada.
El proceso, liderado por mujeres víctimas del conflicto, es también un paso histórico dentro de la Reforma Agraria que impulsa el Gobierno del Cambio. A nivel nacional, la ANT ha beneficiado desde agosto de 2022 a más de 87.000 mujeres rurales mediante adjudicaciones y formalizaciones de tierra, asegurando que más del 50 % de la tierra titulada en este periodo tenga rostro de mujer campesina, indígena y afrodescendiente.
Las mujeres anhelaban esta tierra no solo para el pancoger, sino también para trabajarla en agricultura y proyectos productivos que fortalezcan la economía familiar y comunitaria. Con estas hectáreas esperan garantizar la seguridad alimentaria de sus hijos, diversificar cultivos y crear emprendimientos rurales que les permitan construir un futuro digno y sostenible.
En el Catatumbo, este logro reafirma que la organización comunitaria y el liderazgo femenino son claves para transformar territorios marcados por la guerra en escenarios de reconciliación. Hoy, las 54 mujeres beneficiarias celebran que la tierra, en manos campesinas, se convierte en garantía de paz y en semilla de futuro para sus familias.