Vicheras mexicanas visitan Buenaventura en intercambio cultural alrededor del viche
El viche, bebida ancestral del Pacífico colombiano, se fortalece cada vez más como referente cultural y económico que trasciende fronteras. En Triana, cuna de esta tradición, se vivió un intercambio de saberes que reunió a la comunidad local con mujeres vicheras mexicanas, quienes viajaron desde el país azteca para conocer de primera mano la historia, los procesos y la carga simbólica que rodea esta bebida artesanal.
El encuentro permitió visibilizar cómo el viche, elaborado a partir de la caña de azúcar con técnicas heredadas de generación en generación, ha pasado de ser un símbolo comunitario de resistencia afrodescendiente a convertirse en un producto con creciente interés internacional. En México, colectivos de mujeres han encontrado en él una inspiración para fortalecer sus propias prácticas culturales y comunitarias, reconociendo su fuerza identitaria y su potencial económico.
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Durante la jornada, Triana se convirtió en un escenario de diálogo intercultural. Entre charlas, demostraciones y expresiones artísticas, se compartieron experiencias alrededor del viche, reafirmando que se trata de mucho más que una bebida: es memoria, tradición y vínculo comunitario.
Estos encuentros reafirman a Buenaventura como un epicentro de riqueza cultural y patrimonial. La visita de las vicheras mexicanas abrió además un camino para la proyección del viche hacia mercados internacionales, donde empieza a tener incidencia en espacios gastronómicos, académicos y culturales.
La experiencia también evidenció la importancia de pensar en el viche como parte de una economía cultural sostenible, en la que las comunidades productoras puedan beneficiarse a través del comercio justo y el turismo cultural. En este proceso, el papel de las mujeres vicheras, guardianas y transmisoras de este saber ancestral, se consolida como fundamental.
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Así, Buenaventura no solo protege sus tradiciones, sino que también las comparte con el mundo. El diálogo con México demuestra que el viche tiene la capacidad de conectar territorios y resistencias, consolidándose como una herencia viva del Pacífico colombiano con vocación internacional.
