Benjamín Franklin: forjando sueños entre el metal, la música y las leyes
En Ocaña, Norte de Santander, existen artistas y talentos ocultos en cualquier rincón de este bello municipio de la región del Catatumbo, pero hay historias que tienen matices interesantes, como la de Benjamín Franklin Navarro, quien creció en un taller de metalmecánica y ahí empezó a construir su historia.
“A mi hermano y a mí nos internaron en un taller desde los siete años aproximadamente, y así fuera obligado, aprendimos a desempeñar ese trabajo. Lo hacemos muy bien y de eso hemos vivido siempre. Este arte terminó gustándome tanto porque, con lo que yo sé del taller, puedo construir mis juguetes, mis cosas, y ayudar a amigos”, resalta Franklin en medio de risas.
En su taller, además de arreglar vehículos, también tiene espacio para sus propias creaciones, esas que lo llevan a recordar que de niño muchas veces quiso tener grandes juguetes. Sin embargo, las condiciones económicas no le permitían al pequeño Benjamín adquirirlos, pero lo que sí le permitió su infancia fue fortalecer su imaginación para poder navegar por el mundo de la creación, al que le dedica parte de su tiempo libre.

“Cuando me queda tiempo me imagino hacer algo. Me gusta mucho la mecánica de Arquímedes, me encanta la física mecánica y la llevo a cabo con las cosas que hago. Cosas así significativas, por ejemplo, una moto a vapor que hice, por ahí un robot que lo ven mucho en redes, con una carreta, un aerodeslizador… una vez construí guitarras eléctricas, bajos, cosas así”, puntualizó.
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Un espacio para los acordes
Benjamín recuerda que de niño escuchaba grandes de la música, como The Beatles o Francis Cabrel. Quizás esos sonidos diferentes fueron los que lo llevaron a enamorarse de la música. Es considerado por algunos un pionero de la expresión rock en Ocaña, ya que conformó una de las primeras bandas en este género musical llamada Baja Frecuencia.
Pero su camino por la música lo llevó a ser solista. Desde hace más de 30 años se dedica a interpretar la guitarra, también la armónica, y es compositor, arte con el que ha explorado sus sentimientos más profundos y ha escrito canciones inspiradas en el mundo que soñamos.
“Tristemente Sueños es una canción inspirada en la situación del país y, más que todo, de la región que vivimos, en el Catatumbo. Vemos mucha violencia, muchos niños abandonados, y me imaginé un mundo que todos quisiéramos tener o en el que todos quisiéramos vivir, que es un mundo ideal. En eso me inspiré y la llamé Tristemente Sueños porque, a la larga, es un sueño”.
También tuvo espacio para escribir rechazando la homofobia. Y es que, en medio de una sociedad donde los señalamientos y las estigmatizaciones son comunes, una dosis de inspiración y sentido social convierte a Giselle en una canción con un mensaje sanador.
“Nosotros, los que escribimos música social, no tenemos soluciones; nosotros proponemos temas. ¿Qué me inspiró Giselle? Estoy en contra de la homofobia, entonces un día dije: voy a escribir esto. Yo siempre que voy a cantar esa canción digo: Giselle es la historia de un hombre que soñó con ser mujer. Porque dije, ¿por qué son tan rechazados? No tiene sentido. Es tan triste decir lo que voy a decir, pero en esta zona vale más un asesino que un gay. Entonces no es justo que pase eso”.
¿Y por qué no ser abogado?
La esencia inquieta de Benjamín lo llevó a pensar en dejar un mensaje a través de los actos. Es por eso que, ante la mirada incrédula de muchos, decidió estudiar Derecho. La razón va más allá de un logro personal: es una lección de vida y de humildad.
“Cuando llegué a los 35 años no era bachiller. Un día, por una cuestión de la vida, dije: voy a validarme un bachillerato, voy a seguir estudiando, y de hecho seguí estudiando hasta hace dos años y medio, que me gradué. El motivo: las personas que han estudiado discriminan mucho o miran por encima a los que supuestamente no estudian. Y yo quise demostrarles que no se necesitan estudios para ser una buena persona. Los estudios se han agregado”, acotó.
Ese es Benjamín Franklin: una persona sin filtros y con un talento para cualquier cosa que decida hacer; quien nunca ha olvidado su esencia, que descubrió el poder de su inspiración y que tiene una única meta, muy alejada de la fama y la fortuna.
“Como todos los que nos dedicamos a la música, quisiéramos ser grandes y famosos. Sabemos que es complicado. Tenemos que seguir haciendo música a ver qué pasa, seguir siendo felices y, lo más importante, tratar de seguir siendo buenas personas”.
